Abuelos Cama

Que nada les quite el sueño a tus mayores

El 20 de marzo de 2016 se celebra el Día Mundial del Sueño. Puede parecer irrelevante, pero un buen descanso nocturno es sinónimo de calidad de vida a cualquier edad. Da la sensación de que en etapas jóvenes es más fácil dormirse y tener un sueño reparador. En cambio, al entrar en la vejez aparecen los problemas para conciliar el sueño, los despertares a media noche, las cabezaditas durante el día… ¿Es eso normal? ¿O hay que preocuparse? 

Según los diferentes estudios, los mayores necesitan tantas horas de descanso como el resto de personas. Aunque con la edad, la facilidad para quedarse dormido y el ritmo del sueño se resienten.

La regla general sería que, si una persona mayor durante el día nota que está fatigada, somnolienta, apática, y si este estado se prolonga más de un mes, sus problemas de sueño deberían tratarse: El mal dormir siempre tiene consecuencias perjudiciales para la salud.

¿Está tomando medicación? Quizás debería revisarla un médico. A veces las combinaciones de fármacos pueden alterar el sueño y un pequeño ajuste puede ser la clave.

La falta de actividad es también una causa muy común de insomnio. Tanto en lo referente al ejercicio físico (adaptado a sus posibilidades, pero siempre necesario), como en lo referente a una vida ociosa o sin estímulos. Tener ocupaciones, obligaciones o aficiones ayuda a cansarse durante el día para descansar por la noche.

En muchos casos la falta de sueño puede estar asociada a estados depresivos. Así, la pérdida del cónyuge puede ser el detonante y el duelo puede durar mucho tiempo. Pero si la alteración del sueño no cesa, podría tratarse de un primer síntoma de depresión: deberemos acudir al médico.

También deberemos dejar en manos del médico otras causas, como las apneas respiratorias (detención de la respiración durante el sueño), el síndrome de piernas inquietas, problemas cardíacos, y como no, dolores crónicos que pueden llegar a ser muy molestos por la noche.

Finalmente, como a cualquier edad, hay que recordar la importancia de una buena higiene del sueño. Evitar tomar alcohol o tabaco unas horas antes de acostarse; vigilar la cafeína (¡cuidado con esos cafés para mantener la energía durante el día!); levantarse y acostarse a la misma hora: seguir unas pautas horarias durante la jornada; no dejar que la siesta dure más de 30 minutos; irse a la cama sólo cuando se esté cansado; y algo muy importante, meterse en la cama sin pensar en los problemas del día, en las cosas que pueden ir mal, en las desavenencias… No debemos ignorar que la fragilidad de la edad puede comportar preocupaciones e inseguridades. Quizás compartir estas inquietudes con los seres queridos puede ser una buena solución. Si no, relajarse leyendo un buen libro antes de acostarse, siempre ayuda.

Estos son sólo algunos consejos para que nada les quite el sueño a nuestros mayores. Pero si quieres ampliar esta información, dispones de los siguientes enlaces:

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