BS 10abril17

Una actitud positiva ante la enfermedad

En los últimos años está ganando importancia el papel de las emociones en el abordaje de la enfermedad. Ante situaciones nuevas que no controlamos, tendemos al distanciamiento y a ponernos nerviosos o tensos. Sin embargo, está demostrado que las emociones positivas y el sentido del humor ayudan a las personas a aceptar la enfermedad, y en consecuencia, aminoran la tensión y la ansiedad.

Relación con el profesional sanitario
El desconocimiento de una enfermedad que se presenta sin avisar hace que la persona se sienta muy vulnerable. Por esta razón, es importante que los profesionales sanitarios empaticen con el paciente y le muestren la situación con una actitud positiva, abordándola con optimismo, para así lograr una mejor adaptación al tratamiento. De esta forma, la persona enferma se sentirá más protagonista de su vida.

Crear un entorno agradable
Tener una actitud positiva ante la vida ofrece numerosos beneficios físicos, cognitivos, emocionales y sociales. El sentido del humor, dentro de unos límites aceptables, permite crear un ambiente de sinceridad, más relajado y, por lo tanto, más productivo. Proporcionar un ambiente agradable y positivo, libre de tensiones, es esencial tanto para la persona enferma como para su círculo más cercano. Al crear este ambiente más relajado, el ser humano potencia su capacidad de adaptación a nivel personal y con su entorno.

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