Por qué los estafadores prefieren a los mayores (y cómo evitarlo)
Recibir la visita de un profesional al que no hemos llamado. Ser elegido para disfrutar de una oferta irrechazable. Firmar un contrato con prisas sin haber leído las condiciones. Debemos ser precavidos: hay muchas formas de acabar siendo víctima de una estafa. Y todos estamos expuestos a ello. Pero por lo visto, los estafadores prefieren elegir a sus víctimas entre la gente mayor. Y hay una razón para ello.
Se ha demostrado que, con la edad, las personas tienden a mostrar una mayor confianza y credibilidad a las explicaciones que reciben de los extraños. Y no, no se trata de una creencia ni de un prejuicio. Tampoco es consecuencia de la educación que recibieron, ni fruto de la soledad que sufren muchos mayores. Es algo puramente físico. Existen evidencias científicas de ello.
En un artículo de la revista Frontiers in Neuroscience encontramos la clave. Y es que según publica Erik Asp, de la Universidad de Chicago, en un trabajo junto a otros investigadores, la credulidad se halla en un lugar muy concreto del cerebro: el área ventromedial de la corteza prefrontal. Situada justo encima de los ojos, se trata de una zona que, con los años, tiende a sufrir cierto deterioro. Eso provocaría que, para la gente de la tercera edad, resulte más difícil percibir esas señales que nos llevan a desconfiar y sospechar de ciertas informaciones y personas. Así pues, la vulnerabilidad de los ancianos respecto a la información maliciosa, los engaños y los fraudes, sería el resultado de un déficit en esta área cerebral.
Es por ello que los mayores deberían tomar ciertas precauciones a la hora de relacionarse con gente desconocida. De la misma forma, sus allegados, también deberían ayudarles a distinguir entre personas de buena y mala fe. Aunque, por encima de todo, según los responsables de la Policía, se trataría solamente de seguir algunos consejos básicos. Las siguientes pautas deberían servirnos para alejar a los estafadores más habituales:
- Si un técnico del gas acude a nuestro domicilio, deberá haber concertado previamente su visita. Si no es así, mejor desconfiar. Además, el profesional tiene que poder identificarse y nunca nos cobrará en metálico: el cargo debe hacerse posteriormente sobre la factura.
- Cuidado al abrir la puerta. Si no nos fiamos de la persona que hay al otro lado, mejor no abrir.
- No hay que dar a nadie el número de nuestra cuenta o los dígitos de la tarjeta de crédito. De la misma forma, deberemos cancelar las cuentas y tarjetas de crédito que no utilicemos.
- Es preferible no hacer grandes operaciones en el banco. Pero si resulta imprescindible, mejor hacerlo acompañado de una persona de confianza.
- No es recomendable llevar objetos de valor a la vista. Aunque tampoco es bueno llevar agarrado el bolso: es preferible que nos roben a acabar tirados por el suelo por un tirón.
- No debemos compartir nunca información y datos personales por teléfono.
- No hay que fiarse de las ofertas que ofrecen un jugoso regalo o una oportunidad escandalosamente buena.
- Todos los acuerdos y contratos que efectuemos deberán estar por escrito. De la misma forma, un servicio no debe pagarse por adelantado.
- Hay que atreverse a decir “no me interesa” al recibir una llamada o visita sospechosa. Con frecuencia, los estafadores se aprovechan de la indefensión de los ancianos para presionarles hasta que consiguen su objetivo.
- Hay que perder la vergüenza a reconocerse víctima de una estafa. Según la Policía, se trata del principal obstáculo a la hora de atrapar a un estafador: muchos ancianos se sienten avergonzados tras haber sido estafados, pero sin denuncia no es posible iniciar ninguna investigación.
- Esto son sólo algunos consejos. Pero ante cualquier sospecha, llame de inmediato al 092. Una intervención a tiempo de la policía puede ahorrarnos muchos problemas.
En BienestarSenior queremos ayudar a nuestros mayores a vivir seguros, sin miedo, sin sustos. Es algo imprescindible para disfrutar de la mejor calidad de vida en la tercera edad.
