280817

Depresión en la tercera edad

A menudo, los ancianos afrontan la última etapa de sus vidas con miedo (evidentemente no en la totalidad de las personas), ya que es, como todos podemos imaginar, una etapa verdaderamente complicada de sobrellevar y sobretodo de aceptar.

Estos miedos, en ocasiones, se traducen en serios problemas para la persona en cuestión y para su entorno, como por ejemplo en depresión. En este artículo te contamos el problema de la depresión en la tercera edad.

La depresión se define como un estado de abatimiento e infelicidad, que puede ser transitorio o permanente, y que cada vez es más frecuente entre nuestros mayores. De todas maneras, hay que tener MUY CLARO y presente que un trastorno depresivo no es lo mismo que un estadopasajero de tristeza.

La depresió no indica debilidad personal ni es una condición de la cual uno puede liberarse a voluntad própia. Sin tratamiento, los síntomas pueden durar, semanas, meses e incluso años.

De todas maneras, por suerte, la mayoría de las personas que padecen depresión pueden mejorar con un tratamiento adecuado ya que actualmente la depresión está muy estudiada y los farmacos utilizados para conbatirla dan muy buenos resultados.

Si analizamos un momento nuestra visión de la vida, descubriremos que la mayoría de nosotros tenemos un ideal bastante erróneo respecto a la depresión en la tercera edad, ya que habitualmente justificamos los síntomas de la depresión con la vejez, es decir, la desesperanza, el pesimismo, la tristeza, la apatía, la falta de apetito o el sueño, el hecho de no querer estar con otras personas o familiares, entre otros síntomas o comportamientos. En resumen, muchos de nosotros creemos que es normal que los ancianos se depriman, pero al  contrario de nuestras creencias, la mayoría de las personas de mayores se sienten satisfechos con sus vidas. Es por esto que cuando observemos algún síntoma o comportamiento fuera de lo habitual, debemos plantearnos la opción de padecimiento de depresión, y no achacarlo a consecuencias de la vejez.

Aún así, desgraciadamente, muchos “yayus” sufren una gran depresión en silencio y si no se diagnostica ni se trata, causa un sufrimiento innecesario para el anciano y para su entorno.

Los profesionales reconocen que los síntomas depresivos en los ancianos se pueden pasar por alto fácilmente, ya que a menudo, cuando la persona de elevada edad va al médico y padece síntomas depresivos suele solo describir síntomas físicos, es fácil que el anciano sea reacio a hablar de su desesperanza y tristeza, de su falta de interés en las actividades normalmente placenteras o de su pena después de la muerte de un ser querido.

La depresión, como trastorno puede tener muchas causas, desde el estrés hasta la genética y afecta la forma en que esa persona come y duerme, en cómo se valora a sí mismo y la manera en que piensa. Diferentes estudios, llevados cabo por especialistas, apuntan a un amplio abanico de factores que podrían ser los causantes de la aparición de depresión, pero todos coinciden en que los siguientes factores son los más determinantes o responsables del trastorno:

  • El duelo, provocado por la pérdida de familiares y/o amigos.
  • El insomnio, que puede ser provocado por factores que afectan al descanso.
  • La discapacidad, causada por el deterioro asociado al envejecimiento.
  • Los antecedentes de depresión previa pueden provocar una nueva recaída.
  • Las mujeres suelen tener mayor predisposición a padecer depresión.
  • La soledad también es un factor notablemente determinante. Los expertos han observado un menor porcentaje de depresiones en aquellas personas que viven integradas en un entorno familiar, respecto a los que viven solos.

Por todo esto, y para evitar que nuestros mayores se depriman en la «segunda niñez de la vida» mantengámonos alerta antes posibles sintomas. ¡Cuidemos la felicidad que nos rodea!

 

Deja una respuesta